sábado, 22 de noviembre de 2008

Celebran Muertos en Las Islas


  • Ciudad Universitaria revivió la tradición de Día de Muertos con ofrendas, baile, música y comida durante 5 días.
  • Influencias del Halloween se confundieron con las tradiciones la noche del 31 de octubre.

Texto y fotos: Eduardo Julián López Espinosa. eduardolespinosa@yahoo.com.mx

La celebración mexicana a los muertos y Halloween se entremezclaron durante el XI Festival Universitario de Día de Muertos Megaofrenda 2008, realizado el 29 de octubre al 2 de noviembre en el campo Las Islas, frente a la Rectoría, de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM.

Participaron facultades y dependencias de la institución, así como colegios particulares, en la monta de más de 65 ofrendas que cubrieron una extensión de 12 mil metros cuadrados. La temática de este año fue el décimo aniversario luctuoso del escritor mexicano Octavio Paz, premio Nobel de literatura en 1990.

“El Día de Muertos sí tiene una tradición en México que ha sido ancestral, porque desde las culturas más antiguas lo festejaban [...] El Halloween es algo que ha venido de Estados Unidos y no tiene tanta profundidad”, opinó Beatriz Pedraza Servín, estudiante de la Facultad de Psicología.

Como elemento común, la mayoría de las ofrendas exhibieron el retrato de Octavio Paz y de otros escritores, así como formas laberínticas en alusión a su famoso ensayo “El laberinto de la soledad”. Incluso algunos edificaron pequeños laberintos con mesas y flores entre los que la gente podía pasear.

Sobresalieron por su belleza, tradición y originalidad las montas de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia, ENEO, la de la Facultad de Ingeniería, FI, del Taller Infantil de Artes Plásticas, del Instituto Andersen, el Colegio Partenón y el CCH Azcapotzalco.

Gerardo José Rosas, director artístico de la Compañía Nacional de Danza Folclórica She-Ve-U, quien participó también en las ofrendas, expresó: “he notado que algunas ofrendas que están puestas aquí hay cosas de Halloween que no tienen nada que ver con día de muertos”.

Esta segunda fiesta, introducida a México a través de las películas y la cultura estadounidenses, data de una antigua tradición del pueblo Celta, para quienes la noche del 31 de octubre era el fin del año. En ella se ofrendaba a Saman, dios de la muerte, para evitar que liberase a los espíritus malignos en la Tierra.

Una de las más controvertidas exposiciones fue la del grupo de Anime, Cómic y Manga de la Facultad de Filosofía y Letras, FFyL, que exhibía un pequeño cementerio con cruces, en las que se hallaban fotos e ilustraciones de superhéroes y personajes de historietas que murieron en sus tramas.

“Unas (ofrendas) están muy bonitas, pero hay otras que pusieron personajes de caricaturas y cosas estúpidas y a Octavio Paz en el medio, eso me parece un insulto”, manifestó Ana Magdalena Ordóñez Kreukshaing, estudiante de primer año de la Facultad de Medicina.

Otra monta que llamó la atención, fue la carpa instalada por el colectivo Udiversidad en defensa de la diversidad sexual, de la Facultad de Ingeniería. En ella que se colocaron fotografías de difuntos poetas y literatos mexicanos famosos, que se sabe fueron homosexuales.

Rubén Durán Torres, miembro de esta asociación, señaló que su propósito fue “hacer ver que los homosexuales existen, que inclusive pueden ser grandes personas, que pueden tener grandes talentos”. Denunció las muertes por crímenes de homofobia y la discriminación a la comunidad gay en la UNAM.

Hacia las 9 de la noche, cientos de visitantes, en su mayoría estudiantes, se arremolinaron en torno a las ollas de chocolate caliente, café, pozole, pancita y demás antojitos, para calentarse un poco debido al intenso frío. Se vendían desde playeras estampadas con la Catrina de Posada, hasta varitas luminosas.

En los alrededores a la muestra de ofrendas se instalaron carpas y pequeños foros en donde se presentaron músicos, bailes, recitales de poesía y artistas diversos para entretener a los visitantes y ofrecerles una muestra del folclore mexicano. Hubo también proyecciones de películas clásicas de terror.

Graciela González García y su familia, vecinos de la colonia Copilco, aprovecharon la ocasión para dar un paseo por la muestra en compañía de sus cinco hijos, quienes portaban disfraces de diablos, vampiros y brujas para pedir la popular “calaverita”.

“Que en Estados Unidos nos disfracemos y aquí es convivir las cosas de los que ya se hayan ido”, fueron las palabras de Gustavo Rodríguez González, de 8 años de edad, para expresar la diferencia entre Halloween y Día de Muertos. Señaló que su disfraz de momia correspondía a esta segunda festividad.

Fuentes pasivas:

Ankenberg, John y John Weldon, La verdad sobre el Halloween, España, Centros de Literatura Crist, 2004.

Romero, Laura, “…Muerte, una palabra que el mexicano acaricia…”, Gaceta UNAM, México, 30 de octubre del 2008, p. 5.



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